Llega San Valentin, día de los enamorados, y quizás sea el momento de reflexionar sobre algunas cuestiones..
¿Por qué nos enamoramos?
Desde un punto de vista bioquímico, el enamoramiento comienza en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en una respuesta fisiológica y cambios químicos originados por la segregación de dopamina en el hipotálamo. La dopamina es un neurotransmisor que desempeña un papel importante en el amor.
Cada compuesto químico que segregamos cuando estamos enamorados puede ser más adictivo que una droga.
El cerebro libera dopamina, serotonina y oxitocina cuando nos enamoramos y hace que nos sintamos excitados, llenos de energía. Tanto la droga como el amor provocan los mismos sentimientos placenteros. Existen estudios que indican que el área que se activa al estar enamorado es la misma que cuando se consume cocaína. El amor puede generar felicidad, pero también ansiedad, puesto que los neurotransmisores involucrados convierten el amor en una droga. Por eso, cuando ya no están esas sustancias, aparece el síndrome de abstinencia.
Los neuroquímicos del enamoramiento aparecen en grandes cantidades y al cabo de un tiempo, nos acostumbramos, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como habituación. Por ello, no se culpe si no está igual de enamorad@ que el primer día de su pareja. Hay que saber distinguir el amor del enamoramiento.
¿Cuál es la diferencia entre el amor y el enamoramiento?
El amor tiene que ver con nuestras creencias, y el enamoramiento, tal y como hemos descrito anteriormente, con una serie de reacciones químicas producidas en diferentes regiones cerebrales, que nos hacen tener una percepción idílica de una persona.
El amor nace influenciado por la cultura, la educación y el entorno. Es un sentimiento que se expresa a través de emociones y se canaliza a través de conductas que guardan relación con nuestros pensamientos (sistema de creencias). Por eso, tendemos a fijarnos en personas parecidas a nosotros, que guardan relación con nuestra manera de ver la vida. Una cosa es el enamoramiento, reacción instintiva (química) sobre la que no tenemos control, y otra cosa es el amor, la parte más reflexiva que identifica si la persona por la que sentimos atracción, nos complementa.
El amor se adquiere, se aprende, gracias a la plasticidad de nuestro cerebro.
El paso del tiempo hace que los receptores dopaminérgicos empiecen a perder sensibilidad. En un periodo de tres años dejarán de responder al estímulo y desaparecerá esa sensación placentera de enamoramiento. Es en estos momentos en los que la pareja sólo continúa si hay algo más que química. La dopamina es sustituida por la oxitocina, que está relacionada con la sensación de apego. Esto explica que el sentimiento cambie y las emociones no sean las mismas: se sale de la fase de enamoramiento y se pasa a otra fase más calmada en la que, si la relación no está construida en algo más que en el enamoramiento y la atracción sexual, la llama se apaga.
Por tanto, si queremos crear vínculos duraderos con la persona amada, no basta con el enamoramiento del principio, también tenemos que llevar a cabo comportamientos, proyectos y planes que nos vinculen.
Cada pareja tiene un concepto de lo que es el amor y construyen su relación en función del mismo. En la relación sana de pareja, se construye un marco ideal para que los miembros de la pareja puedan crecer individualmente y construir su proyecto vital. Al comienzo de una relación hay mucha ilusión, atracción y una buena dosis de idealización, y, con el tiempo, es cuando se construye el mundo real de la pareja. Cada día vamos forjando esa relación, aceptando que más que enamoramiento es amor, es algo que sucede, no algo estático que podamos buscar ahí fuera, o en el pasado. Amar es crear. El amor se construye día a día.
«Los enamorados creen siempre, y por error, que su amor ha nacido gracias al encuentro de un ser excepcional. La razón es más bien que el amor preexistente busca su objeto en el mundo y, si no lo encuentra, lo crea» – André Maurois