¿Por qué una persona que está en una situación de sufrimiento (obvia desde el exterior), no es capaz de hace nada por salir de ella? ¿Por qué no termina esta persona con el sufrimiento cuando desde fuera parece muy claro que podría salir? … Una respuesta que puede aclararnos estas dudas es el concepto de «indefensión aprendida«.
¿Qué es la indefensión aprendida?
El concepto de indefensión aprendida fue desarrollado por Seligman. Se trata de un estado psicológico en el que la persona o animal se cree incapaz de modificar, mediante sus conductas, la situación desagradable que está viviendo. Se produce cuando nuestra conducta o actos no influyen en el resultado obtenido y esto genera en la persona un sentimiento de falta de control. Esta misma falta de control hace que deje de luchar por modificar las consecuencias desagradables que está sufriendo.
Cuando nos enfrentamos a alguna situación que nos genera malestar, de forma repetida, y las cosas no cambian, empezamos a pensar que nuestros actos no modificarán esa situación concreta, lo cual nos lleva a evitarla o a no enfrentarnos a la misma.
Un ejemplo de indefensión aprendida es el cuento de Jorge Bucay que exponemos en el vídeo incluido en este artículo.
Otro ejemplo más actual de la indefensión aprendida es el bullying, un fenómeno en el cual l@s niñ@s se convierten en víctimas del acoso, ya sea físico o psicológico, por parte de sus compañer@s, y terminan siendo incapaces de defenderse
¿Cuáles son las consecuencias de este estado de indefensión?
Esta indefensión tiene unas consecuencias en las cuales la autoestima y la motivación se ven afectadas negativamente.
La indefensión aprendida lleva a la persona a no hacer nada para evitar el sufrimiento. Puede ser el paso previo que nos lleve a una depresión en caso de volverse crónico.
¿Cómo prevenirla?
No existe una receta para evitar la indefensión aprendida, sin embargo, ayudaría comenzar desde la infancia enseñando a nuestr@s niñ@s a ser independientes y a aceptarse tal y como son:
- Enséñale a tu hij@ a valorar y defender sus criterios. Permítele expresar lo que piensa y toma en cuenta su punto de vista.
- Muéstrale un amor incondicional, no sólo dispenses el cariño cuando son buen@s, a las buenas notas…
- Respeta sus decisiones y puntos de vista, aunque no estés de acuerdo. Considera que tu hij@ tiene derecho a desarrollar sus propios intereses y que no siempre tienen que coincidir con los tuyos o satisfacer tus expectativas.
¿Cómo superar la indefensión? ¿Es posible?
Se trata de un comportamiento aprendido, así que la respuesta es sí, es posible.
No ayuda que alguien intente ayudar a una persona con indefensión aprendida diciéndole lo que debería hacer o cómo debería pensar. Sería como querer decirle a un enfermo con fiebre que no se encuentre mal. La persona con indefensión aprendida tiene afectada la capacidad cognitiva, por lo que no le sirve razonar. Ha perdido la capacidad de ver las soluciones que otros sin el problema pueden ver. No se siente mal porque quiera sino porque su mente ha consolidado esquemas disfuncionales que le frenan a la hora de cambiar su propia situación.
Hay que modificar ese estado psicológico, aprendiendo comportamientos alternativos que nos ayuden a resolver los conflictos y a sentirnos capaces de cambiar las situaciones aversivas que surjan en nuestra vida.
Lo que la mente olvida es que somos capaces de aprender de los errores y mejorar… si nos lo proponemos.